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Durante y después de una lesión

12 ene 2017

   No debe haber nada peor para un deportista que sufrir una lesión grave. (Y lo sé por experiencia propia.)

  Estás en forma, con ganas de entrenar, te encuentras bien... pero llega un día, un día cualquiera, un día como cualquier otro, ese día te lesionas, ese día se rompe tu rutina de vida, tienes que dejar de entrenar, ir al médico y/o fisioterapeuta, empiezas a tener tiempo libre, solo piensas en que quieres entrenar pero no puedes, los días van pasando, ves a los demás entrenar y seguir con la preparación, pero tu sigues sin poder entrenar, empiezas a pensar que vas a perder la forma, que todo el trabajo que hiciste hasta ahora se va a perder. Si fue una lesión que se produjo en un momento puntual (como me paso a mi), solo piensas en: ¿para que iría yo a entrenar ese día? estaba mejor en casa. Pero no vale de nada darle vueltas a la cabeza, en ese momento lo importante es recuperase bien y lo más pronto posible, pero sobretodo recuperarse bien.

   Vas avanzando pasas del descanso y reposo a la rehabilitación y ejercicios para ir refortaleciendo y recuperando la lesión. Vas mejorando poco a poco, pero lo bueno es que vas mejorando.

   Llega un día que vas a la revisión del médico, y te dice, mañana vas a probar a ver que tal en el agua, no te lo crees, vas a volver a subir a la piragua. Al día siguiente vas, y tus peores pensamientos se han hecho realidad, después de tanto tiempo sin subir en piragua (en mi caso casi 3 meses) vas mal, pero según pasan los kilómetros vas volviendo a coger sensaciones y empiezas a encontrarte mejor, no hay que olvidarse era un día de prueba, con unos 5km más que suficiente. Al día siguiente le cuentas al médico tus sensaciones y te dice que vayas remando con asiduedaz, pero que de entrenar aún nada de nada, solo ir rodando y poco a poco subiendo el kilometraje. Vuelves a la rutina de ir a entrenar, cada día vas encontrandote mejor, las molestias van desapareciendo, hasta que sin darte cuenta con el paso de los días estás recuperado y puedes volver a los entrenamientos con los demás. Te das cuenta que has perdido algo de forma física y muchas horas de entrenamiento, pero por contra, tienes muchas ganas, y el cuerpo está descansado y listo para volver a entrenar y afrontar otra temporada más de competiciones.

  Todo tiene un lado bueno, aunque sea pequeño, y hay que saber verlo.


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