A primera vista la relación entre el dinero, el presupuesto disponible, y el piragüismo parece poco importante. El material necesario tiene, en principio, varios años de vida útil, por lo que el desembolso necesario para comprar una pala o una piragua se amortiza en varios años. Pero, ¿qué pasa con esos clubes cuyo presupuesto es tan limitado que no da para más de dos o tres embarcaciones por temporada? Y lo que es más importante, ¿qué pasa con los palistas de esos clubes?
Yo soy de las que cree que la piragua no hace al palista, aunque es innegable que ayuda. Las sensaciones no son las mismas con un barco de 5 años que con uno de 5 meses. Ahora bien, ¿cuántos palistas hemos visto luchando por medallas con piraguas bastante antiguas? Hay excepciones, pero los pódiums están copados, en su mayoría, por palistas con las horribles – en mi opinión – “Nelo 5”.
También están los palistas que se quedan en casa porque el club solo tiene presupuesto para llevar a unos pocos, o regatas a las que poder asistir contadas con los dedos. Un deporte minoritario como el nuestro vive estas situaciones, que quizá un jugador de fútbol no llegaría ni a entender. Horas y horas en una furgoneta, porque lo de atravesarse España en avión es para algunos privilegiados. En fin, todos conocemos bien estas situaciones, y lo difícil que es para muchos clubes llevar a sus palistas a regatas que están a varias horas de viaje.
Luego están los entrenadores, la pasión y amor que tienen que tener para salir de trabajar, o de clase, llegar al pantano dispuestos a darlo todo para que seamos mejores. Mejores personas y mejores deportistas, porque la labor de un entrenador no se queda en la técnica y en las series. A veces hacen de compañeros, de amigos, de psicólogos e incluso de padres.
Otro tema que quiero tocar, ya hablando del alto nivel y de equipos nacionales, son las personas que tienen la capacidad económica para trasladarse hasta los lugares donde las selecciones se concentran para poder entrenar con ellas. Aunque estés un paso por detrás de ellos, entrenar con un grupo bueno acaba haciendo que mejores mucho más que estando en casa. El problema en esto está en todas las personas con una calidad enorme que no tienen esta capacidad económica, las que compaginan entrenamientos con estudios y trabajos, o incluso las dos cosas. Está claro que cuando los resultados llegan para ellos la satisfacción tiene que ser mucho más grande que para alguien que lo tuvo relativamente más fácil, pero a veces los resultados no llegan porque hacerlo todo acaba siendo imposible.
En fin, que un jugador de fútbol de tercera lo tiene más fácil que la mayoría de los deportistas minoritarios que acumulan medallas a nivel nacional, o internacional.
Laura Cabanas Fernández.
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